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El Virus del Papiloma Humano (VPH) es una infección viral altamente prevalente, transmitida principalmente a través del contacto sexual, que afecta a millones de personas en todo el mundo. Este virus es conocido por su capacidad para provocar una amplia gama de afecciones, que van desde verrugas genitales hasta cánceres en áreas como el cuello uterino, la vulva, la vagina, el ano y la orofaringe.
Se encuentra dentro de la familia de los papilomavirus y se estima que está presente en más de 100 tipos distintos, de los cuales aproximadamente 40 afectan el área genital. Estos tipos se clasifican en dos categorías principales: de bajo riesgo y de alto riesgo.
Los VPH de bajo riesgo son aquellos que causan verrugas genitales, también conocidas como condilomas acuminados. Estas verrugas son crecimientos de piel benignos que pueden aparecer en el área genital, anal o bucal.
Los síntomas de las verrugas genitales incluyen protuberancias pequeñas o agrupadas que pueden ser de color carne o tener un aspecto similar a una coliflor. Aunque generalmente no causan dolor, picazón o irritación, pueden provocar malestar emocional o psicológico debido a su apariencia.
Los VPH de alto riesgo son aquellos que pueden causar cambios celulares en el cuerpo que pueden conducir al desarrollo de cáncer. Estos tipos de VPH generalmente no presentan síntomas visibles, pero pueden detectarse mediante pruebas de detección, como la prueba de Papanicolaou (Pap) o la prueba del VPH. Los cánceres asociados con el VPH de alto riesgo incluyen el cáncer de cuello uterino, vulva, vagina, pene, ano y orofaringe.
El VPH se transmite, principalmente, a través del contacto sexual, incluido el sexo vaginal, anal y oral. Cualquier persona sexualmente activa puede contraer VPH, independientemente de su género u orientación sexual.
Hay que destacar que el riesgo de contraer VPH aumenta con el número de parejas sexuales y el contacto sexual sin protección; y también que además de por contacto sexual, el VPH puede transmitirse de madre a hijo durante el parto.
Las infecciones por VPH generalmente se diagnostican mediante pruebas de detección. La prueba de Papanicolaou (Pap) es una de las pruebas más comunes utilizadas para detectar cambios celulares en el cuello uterino que podrían indicar una infección por VPH. Además, se puede realizar una prueba específica para detectar la presencia del virus en muestras de tejido, conocida como prueba de VPH. Estas pruebas son fundamentales para detectar y prevenir el desarrollo de cáncer cervical en mujeres.
La mejor manera de prevenir las infecciones por VPH es mediante la vacunación y el uso de preservativos durante las relaciones sexuales. La vacuna contra el VPH está disponible para hombres y mujeres y se recomienda para adolescentes y adultos jóvenes antes de que se vuelvan sexualmente activos. La vacunación temprana puede proteger contra los tipos de VPH más comunes y peligrosos que pueden causar cáncer.
Además de la vacunación, el uso consistente y correcto de preservativos durante todas las relaciones sexuales puede reducir el riesgo de contraer y transmitir VPH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Es importante mantener una comunicación abierta con la pareja sexual y realizar exámenes de detección regulares para detectar cualquier infección por VPH o cambios precancerosos.
El tratamiento para el VPH depende de los síntomas y de si hay cambios celulares o cáncer presente. En casos de verrugas genitales, se pueden utilizar tratamientos tópicos, como cremas o soluciones, para eliminar las verrugas. Sin embargo, estos tratamientos no eliminan la infección subyacente por VPH y las verrugas pueden reaparecer en el futuro.
En casos de cambios celulares o cáncer, se pueden realizar procedimientos médicos, como la extirpación quirúrgica o la ablación de tejido. Estos tratamientos se centran en eliminar las células anormales y prevenir la progresión del cáncer. Es importante que las mujeres diagnosticadas con cambios celulares precancerosos o cáncer de cuello uterino sigan un plan de tratamiento recomendado por su médico y asistan regularmente a controles de seguimiento.
La capacidad del Virus del Papiloma Humano (VPH) para desaparecer definitivamente varía según el tipo específico de VPH y las características individuales del sistema inmunológico de la persona infectada. En muchos casos, especialmente en personas jóvenes y saludables, el sistema inmunológico puede eliminar el virus naturalmente dentro de los primeros dos años de la infección. Sin embargo, en algunos casos, el virus puede persistir durante más tiempo, lo que aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones como verrugas genitales o cambios celulares precancerosos.
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